Luis Daniel Ortíz - @vivirelbolero
Guadalupe Victoria Yoli Raymond, cuyo nombre artístico es La Lupe, nació en la ciudad de Santiago de Cuba el 23 de diciembre de 1939 y falleció en Nueva York el 29 de febrero de 1992, comenzó su carrera musical en La Habana, donde se unió a varios grupos de jazz y comenzó a ganar popularidad por su estilo emocional y enérgico.
En 1962, se mudó a Nueva York y rápidamente se convirtió en una de las estrellas más reconocidas de la escena musical latina. Apenas 32 años de vida artística. Realmente muy poco para su estilo inconfundible y su fuerte personalidad.
En los años 60, tuvo varios éxitos, incluyendo ¨"Qué te pedí", "Puro teatro" y "La tirana". “Qué te pedí”, la canción que la identifica no fue la de mayor relevancia en su vida como intérprete y cantante ya que “La tirana” fue la que le abrió las puertas para quedarse definitivamente en el corazón de sus seguidores.
Como muchos artistas, La Lupe también tuvo una vida personal turbulenta y a menudo fue objeto de controversias. En los años 70, se convirtió a la doctrina de una religión y se retiró temporalmente de la música para dedicarse a dicha congregación. Más tarde, regresó a la música y continuó actuando hasta su muerte, dramática por demás.
Son muchos los recuerdos que de La Lupe se tienen, anécdotas, episodios turbulentos, pero es innegable que su desempeño sobre las tablas era, hasta hora, insuperable.
Al salir a escena ella se entregaba por completo a dejar escapar sus gritos de reclamo, de exigencia: “Qué te pedí que no fuera leal comprensión. Que supieras que no hay, en la vida, otro amor como mi amor”. “Puro teatro” es, sin temor a equivocarnos, el reclamo con verdades que sigue a “Qué te pedí”; su secuencia.
En su letra la intérprete ya no exige respuestas, se centra en enrostrarle a quien la menosprecio, quien es en verdad:” Yo confiaba ciegamente en la fiebre de tus besos, mentiste serenamente y el telón cayó por eso. Teatro lo tuyo es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro.
No escatima en expulsar sus verdades. “Fue tu mejor actuación destrozar mi corazón y hoy que me lloras de veras, recuerdo tu simulacro. Perdona que no te crea, me parece que es teatro. Acuérdate que según tu punto de vista yo soy la mala. Teatro lo tuyo es puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro”.
Cierra este acto de amor y desamor cuando la intérprete le dice al hombre que la hizo sufrir, lo ganado con la ruptura, lo cual hace de una manera altiva:” Según tu punto de vista yo soy la mala, vampiresa en tu novela, la gran tirana. Cada cual en este mundo cuenta el cuento a su manera y lo hace ver de otro modo.
Concluye “después de hacerme sufrir el peor de los calvarios, según tu punto de vista yo soy la mala, la que te llegó hasta el alma, la gran tirana. Para mí es indiferente lo que sigas comentando, si dice la misma gente que el día en que te deje fui yo quien salió ganando.
Hasta la próxima.
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