Por Héctor J. García
Transcurría 1973 y yo con mi adolescencia a cuestas, recuerdo que la balada estaba en pleno apogeo con cantantes de la talla de Sandro, Leonardo Favio, Camilo Sesto, y el venezolano Henry Stephen hacía furor con su "Te he perdido". Fue el año (abril) de la muerte del gran Nino Bravo, pero también había otros ritmos y agrupaciones, especialmente de salsa en el ambiente, como la de Larry Harlow que sacaba al mercado su ópera latina “Hommy”, todo un suceso en la voz de la guarachera Celia Cruz.
Así mismo aparece la Típica 73 con Adalberto Santiago, producto de la división de la orquesta de Ray Barreto; Héctor Lavoe se separaba de Willie Colón y, posteriormente, en 1975, aparece su primer álbum “La voz” grabado el año anterior. Y el 28 de febrero de ese año 73 fallecía en Nueva York, a los 50 años, Tito Rodríguez, de quien trazaremos algunas líneas de su evolución como cantante y director orquestal.
Como corolario de ese importante año 73, en diciembre Carlos Andrés Pérez es electo presidente de Venezuela. El país disfrutaba de un dólar a 4,30 por bolívar y un barril petrolero que casi rozaba los 12 dólares. ¿Y hoy? uf, qué doloroso contraste de esos años con el país que tenemos en la actualidad.
En flashback con Tito Rodríguez, diremos que él nació en Santurce, Puerto Rico, en 1923. Se inició como segunda voz y maraquero con el cuarteto Mayarí. Fue bongosero y timbalero e integrante de un trío junto a su hermano Johnny en Nueva York. Trabajó con las agrupaciones de Enric Madriguera, Xavier Cugat y José Curbelo. Fue una gran cultor del mambo y la charanga (¿recuerdan a “Óyeme Antonia” y “El oso y la osa”?). Otros éxitos “Cuando, cuando”, “Si te contara” y muchísimas más.
Luego vino la etapa del bolero, le propusieron grabar ese género y se negó por un tiempo, aunque sí había cantado su bolerito de cuando en cuando en sus actuaciones personales. Claro, un intérprete acostumbrado a ritmos movidos como la charanga, pachanga... desde los tiempos del Palladium, en Nueva York, era comprensible el temor a aventurarse. Entonces, recapacitó y grabó el tema “Inolvidable”. Lo demás es historia. Vinieron otros éxitos: “Tu pañuelo”, “Ya son las 12”, “Congojas”, “Contigo en la distancia” y pare de contar.
Visitó Venezuela varias veces y en los carnavales de 1963, en el Hotel Ávila, alternó con las orquestas de Chucho Sanoja y Aldemaro Romero; también con Leonardo Pedroza y sus Cacique en La Guaira y Maracaibo, y hasta se llevó el Momo de Oro a la mejor banda visitante. A raíz del gran éxito y el cariño que le brindaban en el país grabó un LP titulado “In Puerto azul, Venezuela”, club privado donde actuó, ubicado en el litoral guaireño.
Luego de muchos ires y venires, presentaciones en diferentes escenarios como el Madison Square Garden el 2 de febrero de 1973 con su amigo “Machito” Frank Grillo - ya enfermo de leucemia detectada en 1971- fallece por la noche 26 días después de su actuación en Square Garden de la ciudad de los rascacielos. Le acompañaba su esposa japonesa Toby y sus dos hijos. Inolvidable,
no hay dudas.
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